Cáncer y probióticos: 3 estudios reveladores

Si alteraciones de la microbiota contribuyen al desarrollo de enfermedades, modificándola, ¿podemos prevenir o curar enfermedades como el cáncer? La investigación ha demostrado que los probióticos desempeñan un papel protector contra el desarrollo del cáncer.

En los últimos años, los investigadores se están centrando en estudios prometedores sobre la posibilidad de utilizar probióticos para equilibrar la microbiota y promover un sistema de vigilancia inmunológica como forma de prevenir el cáncer. Repasaremos algunos de estos estudios y nos detendremos en tres de ellos, con resultados reveladores en cánceres frecuentemente diagnosticados: colon, hígado y mama.

Probióticos en el cáncer: «oncobióticos»

El cáncer figura entre las causas más importantes de morbilidad y mortalidad en el mundo. En artículos anteriores vimos cómo los probióticos previenen o tratan algunos efectos secundarios de la terapia contra la enfermedad, en concreto la diarrea por quimio y radioterapia y la inflamación e inmunodeficiencia.

Los probióticos son bacterias vivas que ejercen efectos beneficiosos para nuestra salud, entre los que en los últimos años destacan sus propiedades anticancerígenas impidiendo el desarrollo, crecimiento o proliferación de células tumorales malignas. Surge así el concepto de «oncobiótico»*, probióticos que refuerzan la respuesta a la inmunoterapia contra el cáncer.

Los efectos anticancerígenos o antineoplásicos de los probióticos incluyen (revisión, revisión, revisión, revisión, revisión):

  • la supresión del crecimiento de la microbiota implicada en la producción de carcinógenos, o en otras palabras, de bacterias que convierten los procarcinógenos en carcinógenos;
  • la alteración del metabolismo carcinógeno;
  • la protección del ADN del daño oxidativo;
  • la regulación y estimulación del sistema inmunitario, mejorando la respuesta inmunitaria contra el tumor, y
  • la modulación de la respuesta inflamatoria.
*Concepto introducido por la oncóloga e inmunóloga francesa Laurence Zitvogel en base a su línea de investigación sobre microbioma y cáncer.

3 estudios prometedores sobre cáncer y probióticos

Los probióticos tienen probada actividad anticancerígena, y algunas cepas de probióticos pueden usarse como adyuvantes en el tratamiento del cáncer. A continuación analizamos tres estudios reveladores en cánceres muy comunes.

 Dieta, probióticos y cáncer de colon

La dieta podría ser responsable de aproximadamente el 30 % de los casos de cáncer en los países desarrollados, proporción que puede alcanzar el 50 % cuando se considera únicamente el cáncer de colon*, uno de los cánceres diagnosticados con mayor frecuencia y una de las principales causas de muerte por cáncer en hombres y mujeres. La dieta desempeña, pues, un papel fundamental en la iniciación, progresión y prevención del cáncer colorrectal.

Además se ha demostrado que la deficiencia de histidina descarboxilasa (HDC, aminoácido esencial precursor de la histamina) promueve el cáncer colorrectal asociado a la inflamación, lo que indica un posible efecto antitumoral de la histamina. James Versalovic y su equipo de investigación demostraron, en este estudio publicado en 2017, que la administración de Lactobacillus reuteri resultaba en la producción de histamina. Este probiótico productor de histamina redujo el número y el tamaño de los tumores de colon en los ratones sometidos a estudio.

Mecanismo de supresión mediada por bacterias intestinales de la carcinogénesis de colon asociada a la inflamación por la producción de histamina bacteriana. La histamina derivada de L. reuteri puede desencadenar vías anticancerígenas. Fuente: https://ajp.amjpathol.org/action/showFullTextImages?pii=S0002-9440%2817%2930365-6.
*Datos de la American Cancer Society.

Cáncer de hígado y tumores extraintestinales

El cáncer hepático es el segundo tipo de cáncer más mortal a nivel mundial. Este estudio (2016) de la Universidad de Hong Kong mostró que la toma de probióticos no solo frenaba el crecimiento del tumor, sino que además reducía significativamente su volumen. Los ratones alimentados con los probióticos experimentaron una reducción de hasta el 40 % del peso y el tamaño del tumor tras 35 días de tratamiento, un efecto relacionado con la abundancia de bacterias beneficiosas (Prevotella y Oscillibacter) que secretan metabolitos antiinflamatorios.

Esto demostraría el potencial de los probióticos también en el tratamiento de cánceres extraintestinales. «Creemos que nuestro estudio destaca el potencial extraordinario de los probióticos en los cánceres extraintestinales y puede adaptarse al estudio de otros tipos de cáncer».

LAB y cáncer de mama

Las bacterias del ácido láctico, o LAB son conocidas por sus efectos beneficiosos para la salud, incluidas las propiedades anticancerígenas. Investigadores del Centro Lawson en Canadá mostraron que existen diferentes perfiles bacterianos en el tejido mamario de mujeres sanas y mujeres con cáncer de mama. Los tejidos mamarios sanos tenían mayor abundancia de bacterias de los géneros Lactobacillus y Streptococcus (LAB) y los tejidos tumorales, de E. coli y S. epidermidis.

Esto —junto con los resultados de un estudio anterior llevado a cabo por investigadores españoles, que demostró que el probiótico oral Lactobacillus alcanzaba la glándula mamaria— «plantea preguntas importantes sobre el papel del microbioma mamario en la modulación del riesgo de desarrollo de cáncer de mama»; ¿deben las mujeres, especialmente aquellas en riesgo de cáncer de mama, tomar probióticos para aumentar la proporción de LAB en el tejido mamario?

Si bien los estudios de laboratorio han demostrado resultados alentadores en cuanto a efectos antitumorales de los probióticos, se necesitan más ensayos clínicos en humanos. Permaneceremos atentos a los avances en el ámbito del cáncer y los probióticos y os lo contaremos en el blog.

El uso de probióticos en la terapia contra el cáncer puede ayudar a procesar los medicamentos y a prevenir o reducir algunos efectos secundarios adversos de la cirugía, la quimio y la radioterapia (diarrea, inflamación y sus trastornos relacionados o infecciones por depresión del sistema inmune).

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